Vitoria
Alberga el Memorial de las Víctimas del Terrorismo

Vitoria es una ciudad muy agradable que no está lejos de Zaragoza. Es muy fácil visitarla en el día, aunque pernoctar permite gustar aún más de sus lugares y de sus gentes. Además de edificios hermosos, tiendas coquetas, bares con buenas tapas y abundantes espacios verdes, el cogollo de la villa alberga el Memorial de las Víctimas del Terrorismo, un “espacio de encuentro, de reflexión y de defensa de los valores democráticos”, como rezan las palabras de presentación de esta institución ciertamente valiosa. Se trata de un museo dedicado a las víctimas de todos los terrorismos, aunque cobra mayor protagonismo el ocasionado por ETA: asesinatos, extorsiones, atentados … También incluye un magnífico Centro de documentación, con misión pedagógica e histórica, y una importante base documental y audiovisual. El museo tiene seis salas de exposición permanente, pero cuenta igualmente con espacio para exposiciones temporales; en todas se ha cuidado sobremanera la centralidad de las víctimas. El visitante se encuentra con testimonios estremecedores, pero también con reflexiones más serenas, que constituyen todo un tesoro para nuestra memoria.
En la parte baja del edificio, se reproduce el zulo en el que estuvo secuestrado el funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara: 532 días sin ver la luz del sol. Cuando Ortega Lara preguntó a sus secuestradores por las razones de aquel rapto, le respondieron que lo habían apresado “por ser un miembro del aparato represor”. Es increíble. Y, como él, tantos otros: Miguel Ángel Blanco, secuestrado y asesinado como protesta por la liberación de Ortega Lara, las víctimas del Hipercor de Barcelona o las de la Casa cuartel de la Avenida de Cataluña, en Zaragoza, en 1987: once muertos, entre los cuales había cinco niñas, y ochenta y ocho heridos…
La del terrorismo es una historia oscura, de la que este Memorial ha logrado extraer algunas luces: la brindada por las mismas víctimas, especialmente; también los testimonios de sus familiares, sin olvidar los trabajos historiográficos y de atención a los visitantes llevados a cabo por los profesionales del centro, tanto en las exposiciones como en el fondo documental, o mediante las diversas publicaciones.
Hija de Vitoria es Ana María Vidal-Abarca, impulsora de la primera asociación de víctimas del terrorismo y cuyo nombre preside el espacio memorial. Otro hijo extraordinario de la capital vasca fue el dominico Francisco de Vitoria (1483-1546): aunque nació en Burgos, el origen de su familia era vitoriano. Precursor de la Escuela de Salamanca y gran defensor de los indios de América, en su tratado De indis defiende que los indios son personas con los mismos derechos que cualquier ser humano. Sus reivindicaciones de hace quinientos años resuenan hoy en el Memorial por la dignidad de las víctimas.
El pórtico del Museo es un gran mural de Ibarrola dedicado a su amigo José Luis López de Lacalle, asesinado por ETA en 2000. El motivo principal del cuadro son los paraguas, a modo de símbolo protector: alguien dejó abierto un paraguas rojo junto al cuerpo sin vida del periodista. Fernando Aramburu ilustró con este emblema la portada de Patria.