Discutíamos recientemente un grupo de amigos acerca de una noticia sobre cómo influye el observador en lo observado. De cómo percibimos una realidad que no existe, sino que vamos construyendo nuestra propia realidad conforme la vamos percibiendo. Nuestro cerebro tiene la configuración actual fruto de cientos, de miles de años de progreso y adaptación paulatina, en oposición a la actual irrupción de la IA en una sociedad cada vez más acelerada, que progresa de manera exponencial sin darnos el tiempo necesario para asimilar lo que está sucediendo. ¿Pero qué está sucediendo realmente y qué estamos percibiendo? -argumentó alguien- ¿Es la transhumanidad o una simple bomba de humo? Y me vino inmediatamente la imagen...
